Un día Parvati, la divina esposa del dios Siva, cogió un poco de la ceniza que se había puesto en el pecho su marido, como lo hacen en la India todos los hombres que se dedican a la vida ascética. La diosa añadió a la ceniza unas gotas de agua que recogió en su propio cuerpo, después de bañarse. Amasó todo aquello e hizo con ello un hermoso bebé, que pronto llegó a ser un hermoso joven de rostro humano, Ganesha.
El hijo de Parvati demostraba un gran amor filial, una absoluta sumisión a las órdenes de sus superiores. Ocurría a veces que la diosa deseaba quedarse sola en su palacio. Entonces colocaba al buen Ganesha al lado de la puerta, diciéndole que no dejara pasar a nadie sin su autorización. Así tenía por seguro que nadie la molestaría sin su consentimiento.
Pero un día Shiva, que deseaba ver sin tardar a su esposa, quiso entrar en el palacio de la diosa. Ganesha, que siempre respetaba la consigna, preguntó por la autorización que debía tener de su madre; y al ver que su padre no la tenía, le negó la entrada. Furioso, Shiva sacó su espada y con un solo golpe hizo saltar la cabeza de su hijo. La cabeza rodó por una pendiente, desapareció y sólo quedó delante del palacio el cadáver decapitado del desgraciado joven.
El ruido del altercado hizo salir a Parvati, que saludó a su esposo. Pero de pronto vio con horror el cuerpo ensangrentado de su hijo querido cuya única culpa había sido obedecer las órdenes de su madre. Suplicó a su marido que le devolviera la vida al hijo nacido de la ceniza paterna y de las gotas de agua maternas.
Shiva tenía un carácter violento e irascible, pero su corazón era bueno. El dios llamó a un servidor y le dijo:
-Ve a traerme la primera cabeza que encuentres.
Y lo primero que encontró el criado fue un elefante. Le cortó la cabeza y se la llevó a Shiva, quien la colocó en los hombros de su hijo, para resucitarlo.
Desde entonces Ganesha tiene un cuerpo rechoncho, una panza redonda, cuatro brazos y una cabeza de elefante con larga trompa y grandes orejas.
En la India se cree que el elefante es un animal de notable inteligencia. Por lo tanto, el dios con cabeza de elefante se considera como el más inteligente de los dioses.
Como se debe ser inteligente para escribir un libro, Ganesha es el dios de los escritores, el dios de los literatos. Se le hacen plegarias antes de escribir una novela o un poema. También se necesita ser inteligente para hacer negocios. Ganesha es el dios de los comerciantes. Da la riqueza a los que la merecen por su trabajo. Se le hacen plegarias antes de empezar una nueva empresa.
La inteligencia acompaña siempre otra virtud; la sensatez. Esta le hace al hombre que ame la existencia. Ella le ordena que se resigne ante los dolores inevitables, pero también le aconseja que disfrute de todos los placeres inocentes, como los de la buena comida, de los pasteles, de todos los dulces. Ganesha, dios de la sensatez, es un dios goloso y sobre todo le gustan los bombones.
PoR: Edmar-Acuario
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